Lima y Atman utilizaron un modelo basado en agentes para comprender el papel de los superpropagadores de COVID-19 en una población urbana con movilidad reducida. Los resultados demostraron que los bloqueos que conducen a una restricción de movilidad del 70% -90% aplanan la curva de infección. Estas restricciones resultaron importantes para prevenir un sistema de salud sobrecargado; con restricciones de movilidad establecidas, el porcentaje de población hospitalizada en UCI fue de 0,35% (restricción del 90%) en comparación con el 2,87% (sin restricción). Si bien también se encontró que el uso de mascarillas ralentiza un poco la propagación de la infección, los resultados sugieren que lograr grandes disminuciones en la transmisión requiere combinar esto con intervenciones adicionales no farmacéuticas. Las simulaciones demostraron que el 13% de las personas infectadas eran responsables del 77% de las infecciones y el 70% de las personas no transmitieron más la infección.