Thomas et al examinaron la aparición de SARS-CoV-2 en la afectación placentaria y fetal de mujeres que dieron positivo a COVID-19 durante el parto,y, en caso de pérdida del embarazo, en los tejidos fetales. Usando hibridación in situ e inmunohistoquímica, se encontró que 1.02% de las placentas tenían el virus, un nivel bajo de afectación placentaria. Esto no se correlacionó con la gravedad de la enfermedad. La transmisión de madre a hijo (TMI) se observó en un solo feto. Por lo tanto, la afectación placentaria y la TMI son raras, lo que indica que la placenta protege contra COVID-19.